
Que la humanidad se está abriendo al espacio y que este es un nuevo contexto en el que desarrollaremos nuestras actividades es un hecho del que estamos siendo testigos, desde España y desde todo el mundo. Ya lo apuntamos en este mismo foro y la velocidad a la que se desarrollan los acontecimientos y esta progresión de la Tierra al cosmos son realmente vertiginosas. No nos da casi tiempo a asimilar los pasos de gigante que estamos observando.
Personalmente, lo percibo hasta en los temas de mis propias conferencias y eventos, por poner dos ejemplos recientes relacionados con esta temática, la conferencia de la Cátedra Julio Palacios, en la prestigiosa Fundación Ramón Areces y la charla/coloquio virtual organizada a través de la UC3M, así como las dos próximas en el Ateneo de Madrid y en la Sociedad de Amigos del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC.
El cosmos ya nos concierne a todos de manera real y esto se aprecia en los contenidos y objetivos de proyectos de ciencia e ingeniería, becas, contratos, programas, noticias de divulgación y comunicación, etc. La pasada guerra fría por conquistar el espacio entre los EEUU y la antigua URSS ha sufrido un cambio global. Estamos viviendo una verdadera explosión a nivel de las relaciones entre nuestro mundo y las fronteras que marcan nuestra migración hacia el universo. Ya no son solo dos agencias compitiendo, sino muchas más, agencias públicas de muchos otros países y también empresas privadas, todos ellos involucrados en una ramificación disciplinar y socio-cultural; un cambio de paradigma con diferentes implicaciones y connotaciones.
En un ensayo reciente sugería que esta nos llevaría al desarrollo de sinergias culturales, trasladando al universo los valores humanos y a una necesaria colaboración no solo científica, sino socio-cultural, pero también manteniendo la idiosincrasia de cada uno de los actores implicados, con nuestros defectos y virtudes. En relación con este tema, un excelente artículo de Leonardo Ancajima ejemplifica muy bien este proceso dual de integración y preservación idiosincrática.
El autor explicaba claramente cómo, a pesar de su uso común, el término "astronauta" (incluso en twitter, es habitual y común el prefijo @astro en todos ellos), es distinto en los diferentes países: Francia, ya acuñó en 1982, el término "espacionauta" aludiendo a Jean Loup Chretien. En Rusia es "cosmonauta", en la india es "vyomanauta", del sánscrito, vyoma (cielo), en China, "taikonauta", de tàikong (espacio). Y obviamente y con criterio se pregunta Ancajima si, una vez que se ha establecido la Agencia Espacial Latinoamericana y del Caribe, existirá o se promoverá una denominación idiosincrática común. En este contexto, del total de 22.589 solicitudes recibidas en la ESA para optar a ser astronauta, 1.344 corresponden a candidatos españoles y, en general, en Iberoamérica la tendencia y el interés por el espacio y por la participación activa en la astronáutica crecen de manera exponencial.
Es decir, estamos siendo testigos --por las propias características, formación y condición de las personas que están empezando a salir al espacio--, de que el concepto de astronauta está cambiando, no solo en su propia esencia, sino también en cuanto a su percepción socio-cultural. Por eso, al igual que esto está ocurriendo, tal vez asociado a ello se incida paralelamente en dicha idiosincracia cultural y en el futuro existan también, por ejemplo, los "hispanautas". ¿Por qué no? El concepto tradicional de Hispanidad acrisola, como ningún otro, muchos de estos valores e ideales de unidad cultural, histórica e intelectual.
Como bien dijo Antonio Banderas en los Premios Platino 2015:
"...el carácter universal, el indudable potencial y la fuerza incontenible de lo latino..." "...reúnen un crisol de comunidades que hablan la lengua cervantina, y que no solo enriquecen la vida cultural del país, sino que aportan valores apoyados en su propia dignidad, el trabajo duro, el sacrificio y el poderoso regusto de sentirse unidos contra nadie. Efectivamente, sin enfrentamientos, con el corazón abierto, con la curiosidad por bandera, y con la idea clara de que, aunque todos amamos a nuestros países de origen, podemos sin duda abrazar la idea de lo latino, y el orgullo de sentirse hispanos".
Esperemos que, lejos de las contiendas políticas en las que estos y sus seguidores van por un lado y los pueblos por otro, esta preservación idiosincrática socio-cultural, asociada indefectiblemente a nuestro avance hacia el espacio que nos acompaña como humanos, tienda a ser un crisol de concordia y solidaridad y no se deforme, incidiendo en lo poco que nos separa en lugar de en todo lo que nos une, por intereses e ideologías ajenas a la exploración, la investigación, el descubrimiento y la búsqueda del conocimiento en favor de la humanidad. Este debe ser el motor de nuestro progreso.
Imagen: ESA
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