Feliz de tener la oportunidad, ahora estoy escribiendo un libro que hace tiempo se me antojaba hacer. Trata sobre la historia de los instrumentos (no solamente telescopios) que hemos inventado a través del tiempo para atrapar y analizar la luz de los cuerpos celestes y así entenderlos mejor. Todavía no sé bien qué perspectiva le daré, pues apenas estoy en la fase de alimentar a la musa con información para que me ilumine.
El manuscrito debe estar listo en junio, y entonces puedo dedicarme a dar conferencias sobre el tema. Además tengo ganas de reunir a historiadores de muchas disciplinas para platicar el papel que ha jugado la luz en ellas. Inicialmente había pensado en invitar solamente estudiosos de las ciencias naturales y la tecnología. Hoy, platicando con Ana María Cetto -que participó en el diseño de nuestro Museo de la Luz y ahora dirige la comisión mexicana para las celebraciones de 2015- me hizo ver que muchas áreas de la cultura usan la luz tanto como la ciencia. De modo que pensaré en incluir historiadores del arte, la arquitectura, por ejemplo.
Una mirada al pasado para pensar la ciencia de otro modo.
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