Los aniversarios tienen lo que tienen. A unos les gusta cumplirlos y a otros no tanto. Cumplirlos tiene muchas cosas positivas, sobre todo porque son una buena señal de que no te has quedado por el camino. Los cuarenta años recién cumplidos de Investigación y Ciencia son una muestra clara de la madurez y solidez de una de las primeras revistas de divulgación científica en España.
Recuerdo los primeros ejemplares que llegaron a mis manos cuando era estudiante de bachillerato. Mi hermano, por aquel entonces un apasionado de las matemáticas, empezó a comprar esta novísima revista que mostraba todos los ámbitos de la Ciencia con otra perspectiva. En aquellos primeros números comenzaron a publicarse trabajos de Biología y Medicina que captaron mi atención y sirvieron de catalizador de mi incipiente vocación médica.
Investigación y Ciencia, junto con Scientific American, siguió acompañándome durante mis años de estudiante de Medicina y Cirugía. Con posterioridad, ambas revistas me ayudaron a preparar muchas clases de Microbiología y Parasitología cuando comencé mi actividad docente e investigadora, primero en el hoy desaparecido Colegio Universitario de Álava, en Vitoria-Gasteiz y después en la Facultad de Medicina y Enfermería, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en Bilbao, donde actualmente sirvo y enseño Microbiología Clínica e Infección.
Los trabajos publicados en Investigación y Ciencia sirven de estímulo y generan retos e ideas muy útiles para mi labor de divulgación científica, tanto a través de esta bitácora como de la que escribo en la «Ehusfera», «Mikrobios». Muchas de las ilustraciones han sido revolucionarias y me han ayudado a entender y a explicar a mis alumnos y colegas conceptos que desde un punto de vista microbiológico teórico son difíciles o complejos.
Desde esta bitácora quiero agradecer también a Investigación y Ciencia por los muchísimos ratos agradables y por los entretenidos momentos estimulados por algunos de sus números monográficos sobre Epidemias, Vacunas o Resistencia a los Antibióticos. Monográficos altamente recomendables, a pesar del tiempo transcurrido para algunos de ellos.
Las relaciones ancestrales entre los microorganismos y los seres humanos son complejas. Su contribución al mantenimiento de los ecosistemas es esencial pero los microorganismos patógenos muestran su lado tenebroso como causas importantes de enfermedad y sufrimiento.
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