Las lesiones de la médula espinal ocasionan con frecuencia paraplejia. Una de las líneas de investigación actuales se centra en contrarrestar la incapacidad regeneradora del sistema nervioso central. Ello podría llevar al desarrollo de nuevos abordajes terapéuticos
BJÖRN ZÖRNER / CORTESÍA DE A. BUCHLI Y M. SCHWAB
Las lesiones de las conexiones nerviosas en el sistema nervioso central no se regeneran: moléculas como la proteína Nogo impiden un nuevo crecimiento de las fibras seccionadas.
Anticuerpos específicos contra Nogo neutralizan el efecto de la proteína, con lo que posibilitan el crecimiento nervioso.
Se investiga el uso de anticuerpos de Nogo para el tratamiento de la paraplejia.
Una lesión de la médula espinal, en la mayoría de las ocasiones a consecuencia de un accidente, implica muy a menudo una paraplejia. El flujo de información que queda interrumpido entre el cerebro y el resto del cuerpo supone la incapacidad de movimiento desde el lugar de la lesión hacia abajo; el paciente pierde también por completo la sensibilidad en esa región, así como el control sobre la vejiga y el intestino.
Ya en la Antigüedad, los médicos describieron casos semejantes. Desde el punto de vista clínico, se consideró durante largo tiempo que no existían esperanzas de supervivencia para estos enfermos. Todavía en los años treinta del siglo xx moría más del 80 por ciento de los pacientes durante las dos primeras semanas tras la lesión. El 20 por ciento restante sobrevivía por lo común dos o tres años más, hasta que una infección de las vías respiratorias o urinarias les causaba la muerte.
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