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Decenas de millones de estadounidenses sufren cada año los efectos del urushiol, un alérgeno oleaginoso producido por plantas del género Toxicodendron (roble venenoso, hiedra venenosa). Un leve roce de la piel con follaje, ropas o pelo impregnados de urushiol es suficiente para desencadenar una reacción alérgica; cuando empieza el picor, ya es demasiado tarde para evitar la erupción. Tras un encuentro particularmente desagradable con un roble venenoso, Rebecca Braslau, de la Universidad de California en Santa Cruz, decidió contraatacar utilizando la ciencia. «Soy química, así que debería poder hacer algo», pensó. La patente número 8.389.232 B2 describe con detalle su invención: una sustancia fluorescente en presencia de urushiol, que alerta de la presencia del alérgeno. Se trata de un aerosol que puede aplicarse a la ropa y las herramientas. Al iluminar con una luz fluorescente las zonas rociadas, los aceites brillan con un tono azul. Se espera que las pruebas sobre piel humana comiencen pronto. La invención, afirma Braslau, podría ayudar a excursionistas, bomberos, servicios de rescate, granjeros y a cualquiera que pase tiempo en el campo.
Noviembre 2013
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