Hace millón y medio de años, hombres primitivos que hoy llamamos Homo erectus salieron de Africa hacia u nmundo deshabitado. ¿Fueron sus descendientes —los Neandertal en Europa, el Hombre de Pekín en China, el Pitecántropo de Java y otros— nuestros antecesores? ¿Fueron, por contra, primos lejanos de ramas extinguidas en el árbol de familia humano? Estas cuestiones dividen hoy a los paleoantropólogos.
En la mesa de debate de la revista hay dos bandos: el registro fósil tradicional y el tesoro de información recién hallado, el de la extrapolación a la historia evolutiva de organismos vivos que los biólogos moleculares hacen de los cambios operados en los genes. Las conclusiones que se extraen no son compartidas. En estas páginas, dos genéticos, Allan C. Wilson y Rebecca L. Cann, sugieren que los hombres modernos descienden de humanos que vivieron en Africa hace sólo 200.000 años y sustituyeron a los hombres primitivos en otras partes. Alan G. Thorne y Milford H. Wolpoff, antropólogos, alegan en cambio que el Homo sapiens moderno surgió gradualmente en todo el mundo. Los puntos de vista que uno y otro bando aportan revelan la potencia —y las limitaciones— de los instrumentos disponibles para indagar en la prehistoria.
Junio 1992
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