El cáncer, una de las causas más frecuentes de muerte a lo largo de la historia, apretó su garra con el progreso industrial y técnico del hombre. Aunque el riesgo de algunos tipos de neoplasias ha declinado de forma espectacular en los países desarrollados durante este siglo, la incidencia de las formas más significativas no ha dejado de crecer. Los cánceres de pulmón, mama, próstata, colon y recto se han hecho más frecuentes allí donde han aumentado los factores de riesgo: tabaco, hábitos alimentarios inadecuados y exposición a agentes químicos peligrosos en el puesto de trabajo o en el ambiente.
Conforme se extiende la industrialización, se amplían también las causas sospechosas de inducir cáncer. En los últimos años han venido sonando alarmas que implicaban a todo tipo de productos modernos, desde fármacos hasta teléfonos móviles. El ritmo de los avances técnicos hace ahora más crítica que nunca la necesidad de acotar las causas reales del cáncer entre un conjunto creciente de posibilidades.
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