El observatorio ya ha llegado a su destino, desde donde podrá bloquear la luz del Sol y de la Tierra
Desde el punto L2, el Sol, la Tierra y la Luna quedan siempre en la misma dirección. Eso permitirá que el enorme escudo solar del telescopio James Webb lo proteja a la vez de la radiación de los tres cuerpos. [Kevin Gill]
El observatorio espacial más ambicioso jamás construido está a punto de empezar a escudriñar el universo a través de sus ojos infrarrojos. Con un coste de 10.000 millones de dólares, el telescopio James Webb de la NASA verá más lejos en el espacio y más atrás en el tiempo de lo que nunca hayamos logrado, detectando objetos cuya luz se ha estirado hasta longitudes de onda más largas debido a la expansión del cosmos. Para captar esa tenue radiación, el telescopio debía alejarse de la contaminación lumínica y térmica de la Tierra. Así pues, ha recorrido 1,5 millones de kilómetros hasta el segundo punto de Lagrange (L2), un lugar del espacio donde las fuerzas gravitatorias de nuestro planeta y del Sol crean una posición orbital estable. Desde esa atalaya, el enorme escudo solar del James Webb podrá protegerlo a la vez de la radiación del Sol, la Tierra y la Luna, manteniendo el instrumento a una gélida temperatura de −223 grados Celsius.
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