La activación del tejido adiposo marrón podría ayudar a compensar el desequilibrio metabólico que conduce a la acumulación de peso.
CORTESÍA DE W. D. VAN MARKEN LICHTENBELT
La obesidad se ha convertido en una epidemia del siglo XXI, con un aumento masivo de su incidencia en las poblaciones de países desarrollados o en vías de desarrollo, y con graves consecuencias para la salud [véase «Combatir la obesidad», por David H. Freedman, en este mismo número].
La acumulación de peso se debe a un desequilibrio entre la entrada al organismo de calorías (a través de la comida) y el gasto de las mismas. Este desequilibrio que conduce a la obesidad no solo puede deberse a un exceso en la entrada de energía química (sobrealimentación) sino también a un gasto defectuoso de energía metabólica. Investigaciones recientes han demostrado que la actividad de la grasa parda, el tejido que quema calorías para producir calor, podría constituir un factor clave en alteraciones de este segundo proceso determinante de la obesidad, el gasto energético.
Abril 2011
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