Si los seres humanos hubieran sido construidos para perdurar, tendríamos un aspecto muy diferente. Por dentro y por fuera seríamos muy otros, si la evolución hubiera diseñado el cuerpo humano para funcionar como la seda no sólo en la juventud sino
PATRICIA J. WYNNE
Discos herniados, huesos frágiles, caderas fracturadas, ligamentos rotos, venas varicosas, cataratas, sordera, hernias y hemorroides: he aquí la lista de disfunciones corporales, todas demasiado familiares, que nos invaden cuando nuestra edad se alarga. ¿Por qué decaemos precisamente cuando alcanzamos lo que debería ser el mejor momento de la vida? La máquina de nuestro cuerpo se deteriora porque no ha sido diseñada para durar mucho tiempo y porque la forzamos para que funcione cuando ya se ha cumplido, de largo, su período de garantía. Desde una óptica estética, el cuerpo humano es bello y merecedor de toda la curiosidad y admiración que despierta.
Pero, desde la perspectiva del ingeniero, es un engranaje complejo de huesos, músculos, tendones, válvulas y articulaciones, elementos directamente análogos a las frágiles poleas, bombas, palancas y bisagras de las máquinas.Cuando nos adentramos en los años post-reproductivos, nuestras articulaciones y otros elementos anatómicos quenos han servido bien, o no han causado problemas, durante la juventud, ponen de manifiesto sus imperfecciones. Su deterioro u otras circunstancias contribuyena los problemas de salud que son frecuentes en los últimos años de la vida.
Mayo 2001
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