La definición común de especie biológica no es aplicable a los virus. Una visión más amplia y dinámica de las poblaciones permite entenderlos y combatirlos mejor.
Cuenta la mitología griega que, cuando la curiosa Pandora abrió una caja prohibida, todos los males y miserias se esparcieron por el mundo. Entre esas calamidades se contaban, sin duda, los virus, vocablo que en latín significa cieno, veneno y hedor. Los virus causan muchas enfermedades, desde el resfriado común hasta el sida, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, quizás el azote más terrible de los tiempos modernos.
Los virus tienen la habilidad de confundir por igual a expertos y profanos. Un rasgo que más ha llamado la atención ha sido siempre el de su elevada mutación; tanto, que cabría admitir que la evolución de los virus es un millón de veces más rápida que la de los microorganismos celulares. Pero si eso fuera verdad, ¿cómo podrían haber mantenido su identidad como especies patógenas en el curso del tiempo? ¿Por qué no han mutado hasta desaparecer?
Septiembre 1993
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