El modelo del electrón propuesto por Hendrik Lorentz en 1892 sirvió de nexo entre la física clásica y la moderna.
THOMAS FUCHS
Este mes se cumplen 120 años de una creación tan profunda como influyente: la teoría del electrón propuesta por Hendrik Antoon Lorentz. Su electrón no era solo una hipotética partícula elemental, sino la piedra angular de una ambiciosa teoría de la naturaleza. Hoy, los físicos se han acostumbrado a la idea de que una descripción completa del mundo pueda emerger a partir de unas ecuaciones simples y elegantes. Con anterioridad al trabajo de Lorentz, sin embargo, dicha posibilidad no pasaba de pura mística.
Para la mayoría de los expertos, el momento cumbre de la física del siglo XIX llegó con la teoría de los campos eléctricos y magnéticos, englobados en la síntesis matemática que James Clerk Maxwell publicó en 1864. Desde entonces, la disciplina fue cubierta por una bruma que solo se despejó cuando, a principios del sigloxx, nacieron la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Esta leyenda ensombrece el nexo que existió entre ambos momentos, un logro brillante en sí mismo y construido gracias a una labor heroica.
Junio 2012
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