Hace tiempo que la ciencia sueña con dominar la fusión nuclear, una fuente de energía limpia, segura y prácticamente ilimitada. Si bien la investigación en este campo alcanzará en breve un hito histórico, existen dudas sobre si un reactor de fusión llegará a funcionar alguna vez.
DON FOLEY
El Centro Nacional de Ignición de EE.UU. (NIF, por sus siglas en inglés) es el sistema de fusión inducida por láser mayor y más potente del mundo; un proyecto de 13 años que ha costado 3000 millones de euros. La ignición está ya muy próxima en el NIF. Dentro de uno o dos años, los 192 láseres de la instalación se concentrarán en una cápsula del tamaño de un grano de pimienta. La energía de bombeo será tal que hará que los isótopos de hidrógeno contenidos en la cápsula se fusionen y liberen energía; igual que en una bomba termonuclear en miniatura.
Si bien esto ya se ha conseguido en el pasado, en todos los casos precedentes de fusión controlada hizo falta que los láseres aportasen una energía mucho mayor que la obtenida en la reacción. En el NIF, sin embargo, cambiarán las tornas. La implosión en el centro de la cápsula liberará más energía que la que entreguen los láseres. En teoría, la energía neta resultante podría acumularse y emplearse para hacer funcionar una central eléctrica. Los combustibles empleados procederían de sustancias presentes en el agua de mar ordinaria, las emisiones atmosféricas serían nulas y tampoco se generarían residuos nucleares.
Mayo 2010
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