Relatividad, cubismo y popularización de la ciencia a principios del siglo XX.
Retrato de Daniel-Henry Kahnweiler (1910), de Pablo Picasso. [INSTITUTO DE ARTE DE CHICAGO]
Las palabras creatividad e innovación son omnipresentes en los tiempos que vivimos, fetiches con poderes casi sobrenaturales. Sin embargo, nadie ha conseguido aún explicarlas en profundidad; el reto forma parte del enorme proyecto multidisciplinar que intenta describir el funcionamiento del cerebro humano. Ambos conceptos delimitan un ámbito de moda, como puede comprobarse en cualquier librería, donde abundan los títulos dedicados a estos temas desde las perspectivas más heterogéneas. Estas miradas a la creatividad y la innovación con frecuencia recurren a la vida de personajes como Albert Einstein o Pablo Ruiz Picasso, y basan sus argumentos en la asociación de los procesos creativos a maneras de hacer, presentes tanto en un contexto científico como en uno artístico.
A lo largo del siglo XX, el arte, el diseño, la ciencia y la tecnología se erigieron como los campos de juego más importantes de la creatividad. Ello justifica que disciplinas como la historia de la ciencia y la historia del arte sean adecuadas para analizar cómo se genera la creatividad y se desarrolla la innovación. Einstein y Picasso son dos mitos del siglo XX; existe una amplia bibliografía sobre ellos dentro de los estudios históricos de sus respectivas disciplinas. Pero también existe —y esto tal vez sea menos conocido— una historiografía común a ambos personajes, análisis que forman parte del renovado entusiasmo con que se afronta desde hace tres décadas una historia conjunta o transversal de las ciencias y las artes. Sus resultados más recientes permiten matizar y corregir algunas de las afirmaciones más comunes en el tema que nos ocupa.
Agosto 2013
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