Esta bacteria colonizadora del estómago humano protege frente a los trastornos del esófago pero aumenta el riesgo de contraer enfermedades gástricas. ¿Resulta conveniente erradicarla?
A pesar de que Helicobacter pylori acompaña al ser humano desde tiempos inmemoriales, los expertos han tardado más de un siglo en identificarla. En 1875, anatomistas alemanes descubrieron unas bacterias espiriformes que colonizaban el revestimiento mucoso del estómago humano; pero, al no conseguir que los microorganismos crecieran en un cultivo puro, los resultados se abandonaron y terminaron por olvidarse. Las bacterias no se aislarían hasta 1982. A Barry J. Marshall y J. Robin Warren les debemos una hazaña que permitió abordar la investigación de la función de H. pylori en el estómago.
En el curso del decenio siguiente, se descubrió que las personas portadoras de la bacteria corren un riesgo mayor de sufrir úlceras pépticas: desgarramiento del revestimiento que tapiza el tubo digestivo; se descubrió también que H. pylori promueve la aparición del cáncer de estómago más común [véase "Origen bacteriano de la úlcera de estómago", de Martin J. Blaser, INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, abril de 1996].
Abril 2005
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