La química computacional arroja luz sobre la formación de los azúcares.
CORTESÍA DE CARME ROVIRA VIRGILI Y ALBERT ARDÈVOL GRAU
El cincuenta por ciento de las calorías que ingerimos diariamente proviene de los carbohidratos, nuestro «combustible biológico» y la forma primaria de almacenamiento y consumo de energía en los organismos. Asimismo, los azúcares desempeñan funciones clave en procesos de reconocimiento y señalización celular (algunos carbohidratos unidos a virus consiguen despistar el sistema inmunitario). Conocer la química de estas biomoléculas fundamentales constituye, pues, un reto de gran interés.
En fecha reciente hemos ahondado en la comprensión de una de las reacciones más importantes para el metabolismo de los carbohidratos. Nos referimos a la formación del enlace glicosídico, el enlace covalente entre monosacáridos o azúcares simples (monómeros) mediante el cual se construyen polisacáridos como el almidón, el glucógeno o la celulosa (polímeros).
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