La entrada en la órbita y atmósfera marcianas, y el aterrizaje en el planeta rojo entrañan notables dificultades técnicas.
NASA/Sean Smith
Cuando se habla sobre las dificultades que entrañarán los futuros viajes tripulados a Marte, suelen tratarse únicamente los aspectos relacionados con su larga duración y con la exposición a la radiación durante la travesía. Menos conocidos son los desafíos asociados a las fases de entrada en la órbita marciana (captura orbital), entrada en la atmósfera marciana y aterrizaje.
Los planes actuales para la exploración humana de Marte contemplan el aterrizaje de una nave de entre 40 y 80 toneladas de peso en las proximidades de una instalación enviada con anterioridad, con una precisión del orden de decenas de metros. Ello supone, de forma simultánea, un incremento de dos órdenes de magnitud en la cantidad de masa aterrizada y un incremento de cuatro órdenes de magnitud en la precisión en el aterrizaje con respecto a las misiones robóticas que se han volado hasta la fecha. Los desafíos técnicos impuestos por estos objetivos para las fases de captura orbital, entrada y aterrizaje en Marte son de enorme calibre, pues implican la ejecución de nuevas maniobras y el desarrollo de nuevas técnicas.
Diciembre 2011
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