Las colaboraciones científicas entre países dan medida de su capacidad creativa.
FUENTES: DIGITAL SCIENCE; MARTIN SZOMSZOR, DIGITAL SCIENCE (datos);
SVEN LAQUA Y ARNO GHELFI (gráficos)
Cuando Mijaíl Gorbachov permitió que Andréi Sájarov viajase a Estados Unidos, una de las primeras instituciones que visitó el famoso físico nuclear fue la Academia de Ciencias de Nueva York. En 1988, los miembros de la Junta de Gobierno de la academia habían encabezado la movilización de la comunidad científica para exigir la libertad de Sájarov, y este deseaba agradecerles todos sus esfuerzos.
La anécdota ilustra lo mucho que ha cambiado el mundo en el último cuarto de siglo, en especial el mundo científico. En los tiempos de la liberación de Sájarov, los países que perseguían investigaciones de calado se contaban con los dedos, y menos eran aún los que permitían estudios independientes de los intereses del Estado. Los investigadores, en la medida en que su trabajo requiriese colaborar con colegas de allende sus fronteras nacionales, tenían que salvar serios obstáculos para conseguirlo. La situación actual es bien diferente.
Diciembre 2012
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