Un proyecto para la recuperación de animales que desaparecieron de Norteamérica hace 13.000 años ofrece un programa optimista para la conservación en el siglo XXI.
LARRY FELDER
En otoño de 2004, una docena de biólogos de la conservación estadounidenses nos reunimos en un rancho de Nuevo México para sopesar un plan ambicioso. En el grupo había expertos de varias disciplinas y de todas las edades, veteranos y noveles. La discusión se centró en la reintroducción de grandes vertebrados (megafauna) en los Estados Unidos.
La mayoría de esos animales, como los mamuts y guepardos, se extinguieron hace unos 13.000 años, cuando los humanos procedentes de Eurasia empezaron a colonizar el continente. Según la teoría que propuso hace 40 años Paul Martin, de la Universidad de Arizona, la sobrecaza por parte de los recién llegados causó una reducción tan drástica de las poblaciones de grandes vertebrados, que éstas no lograron recuperarse. La así llamada hipótesis de la "matanza del Pleistoceno" fue muy controvertida en su época. Pero hoy goza de amplia aceptación la idea de que los humanos tuvieron en ella un papel destacado.
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Los herbívoros de gran tamaño han moldeado el paisaje de la península Ibérica, que hoy se encuentra sobrepastado. En esas zonas parecería pertinente el restablecimiento de depredadores de gran tamaño para restaurar las funciones del ecosistema.
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