Abrir la ciencia a la participación del público, la denominada ciencia ciudadana, ha fomentado diversos proyectos con los que se han hecho posibles verdaderas innovaciones y cambios de conducta. Ha logrado algo más que incentivar la investigación existente; ha adoptado una serie de puntos de vista que, de otro modo, habrían pasado desapercibidos. Ha permitido que otras personas proporcionen ideas novedosas para resolver problemas nuevos.
La ciencia ciudadana se impulsa, sobre todo, a través de Internet, de la computación en la nube, de los teléfonos inteligentes y de las redes sociales. Permite a miles de científicos, así como a individuos no cualificados de todo el mundo, participar en la recopilación de información y de conocimiento a diversas escalas: Galaxy Zoo (galaxyzoo.org) clasifica galaxias; Qcumber (q-cumber.org) permite a los usuarios denunciar lugares con riesgos ambientales; el proyecto FeederWatch (feederwatch.org) contabiliza aves en Norteamérica; y el California Roadkill Observation System (wildlifecrossing.net/California) informa sobre animales atropellados por vehículos. Estos programas permiten el muestreo de datos a una escala más detallada de lo que se podría conseguir por cualquier otro medio.
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Rodearnos de personas diferentes a nosotros nos hace más creativos, diligentes y trabajadores.
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