Los relojes astronómicos de la Edad Media y del Renacimiento son obras maestras de la técnica y del arte al servicio de la edificación, y del entretenimiento, humanos.
Cuando se mira hoy la esfera de un reloj, se quiere, como mínimo, que dé la hora con precisión de minutos; para ello, carece de importancia cómo se defina astronómicamente la medición del tiempo, o qué tenga que ver con los movimientos celestes. Con los relojes astronómicos monumentales de la Edad Media pasa lo contrario: la información "normal" acerca de las horas y los minutos va acompañada de una gran cantidad de indicaciones astronómicas y astrológicas que sólo entienden unos pocos especialistas. Por eso siguen estos relojes ejerciendo, incluso en nuestra era tan tecnificada, una atracción especial, y son -tanto en Münster como en Praga o Estrasburgo, por poner sólo los ejemplos más famosos- importantes atracciones turísticas.
Hoy en día, muchos fieles que acuden a la catedral de Estrasburgo encuentran molesto el ir y venir de los turistas que se amontonan a mediodía delante del reloj. Pero ese trasiego profano coincide con la utilización de la seo en el pasado como lugar que merecía la pena ver y punto de encuentro. Desde la época en que el gobierno de la ciudad de Estrasburgo emprendió la construcción de la catedral, llevada a cabo bajo su propia dirección (hacia finales del siglo XIII), se consideró al edificio eclesiástico propiedad municipal.
Noviembre 2002
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