Fobos y Deimos serían ideales plataformas para saltar a Marte.
Treinta años después del primer alunizaje de un Apolo el debate entre quienes se inclinan por las misiones autónomas y los que defienden las tripuladas no ha cambiado gran cosa. Pero muchos de los que trabajamos con robots hemos ido abandonando nuestra oposición a las misiones tripuladas para adoptar tesis más moderadas. En situaciones especiales enviar personas al espacio no es sólo un caro alarde, sino que puede resultar más rentable que mandar un robot. La exploración de Marte es uno de esos casos.
La ventaja de los astronautas estribaría en que explorarían Marte sobre la marcha, sin tener que esperar a recibir comunicaciones con retraso. Cuando hiciesen un hallazgo interesante ahondarían en él con nuevos experimentos. Los robots no pueden apañárselas si unos seres humanos no tiran de sus hilos. Pero, ¿dónde estarían los astronautas? La respuesta inmediata -en la superficie de Marte- no es necesariamente la más conveniente. Las lunas marcianas, Fobos y Deimos, valdrían como cabezas de puente no demasiado costosas.
Mayo 2000
Revista digital en PDF
Revista en papel
Suscripción
Lo más comentado
Un artículo dice
¿Qué es la vida?
La tercera convergencia tecnológica, un viaje hacia atrás en el tiempo
No, la física cuántica no dice eso