Las nuevas excavaciones arqueológicas revelan que en las sociedades isleñas se desarrolló una honda preocupación religiosa sobre la vida y la muerte a medida que experimentaban la degradación del entorno.
La región mediterránea, cuna de religiones, constituye un óptimo laboratorio para el estudio científico de las antiguas creencias. ¿Quién no ha oído hablar de la mitología griega y del culto que recibían los emperadores romanos? Eran religiones de ciudades-estado, no muy distantes de nuestras propias sociedades modernas. Menos conocidas son las religiones de las comunidades agrícolas que precedieron a la civilización grecorromana.
En varias de estas últimas, las imágenes de figuras humanas corpulentas desempeñaban un papel notable. Ante la forma femenina evidente de algunas, es común entre los arqueólogos hablar de "matronas" para aludir a ellas, y las asocian con la celebración de la fecundidad humana y fertilidad de las cosechas. En un grupo de islas, las que constituyen el archipiélago de Malta, dichas figuras se convirtieron en el objeto de una exaltación que estuvo muy vinculada a la construcción en piedra de los primeros edificios públicos independientes.
Febrero 1994
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