Un efecto sutil permite leer nueva información en el fondo cósmico de microondas.
NASA/ESA/CFHT/CXO/M. J. Jee y A. Mahdavi
El universo se expande desde hace 13.700 millones de años. Sin embargo, no siempre lo ha hecho al mismo ritmo: desde que tenía unos 6000 millones de años de edad esa expansión tiene lugar de forma acelerada, lo cual implica que los cúmulos de galaxias se alejan unos de otros a una velocidad cada vez mayor. El agente responsable es la energía oscura, una enigmática forma de energía que ejerce efectos repulsivos. Aunque desconocemos su naturaleza, hoy sabemos que compone tres cuartas partes de toda la masa y energía presentes en el universo.
Como resultado del juego entre la atracción gravitatoria y la expansión acelerada, las grandes estructuras cósmicas adquieren movimientos peculiares (desplazamientos relativos que se superponen al alejamiento uniforme que imprime la expansión cósmica). Medir ese campo de velocidades peculiares permite deducir información fundamental en cosmología, como la ecuación de estado del universo (que relaciona presión y densidad) o la clase de procesos que participan en el crecimiento y evolución de los cúmulos de galaxias.
Mayo 2013
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