La erosión no se debe sólo a distintos factores naturales, relacionados entre sí, sino que el hombre interviene también de una manera destacada en su aceleración.
La Tierra es un planeta en continua evolución y cambio. Su dinámica interna tiene por expresión más característica e importante la movilidad de las placas litosféricas y los fenómenos asociados a este hecho: apertura y cierre de océanos, formación de cadenas montañosas, vulcanismo y sismicidad, entre otros. Posibilitado todo ello gracias a la energía interna del planeta. Además, la capa gaseosa que lo envuelve —la atmósferaes la causa fundamental, en su interacción con la superficie terrestre, de la dinámica externa, cuyas manifestaciones principales son los procesos de erosión, transporte y sedimentación, ligados íntimamente al ciclo hidrológico.
De esta forma, el aspecto y evolución de la superficie de nuestro planeta deriva de la interacción entre la dinámica interna y la externa: ésta tiende a nivelar e igualar, a través de la erosión y la consecuente distribución de sedimentos, las grandes irregularidades y desniveles creados por aquélla. Por tanto, podemos considerar la erosión como un proceso geológico natural, constituyente del ciclo externo de erosión- transporte-sedimentación, derivado de la existencia de la atmósfera y de un potencial regular, la gravedad. El campo de actuación de la erosión es toda la superficie emergida del planeta; aunque actúa también por debajo del nivel del mar, lo hace restringida principalmente a las zonas litorales, plataformas y taludes continentales.
Mayo 1989
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