En física, biología e ingeniería se habla hoy mucho del fenómeno de la resonancia estocástica, por el cual el ruido de fondo viene a reforzar las señales débiles.
El ruido provoca confusión. Nos irrita cuando telefoneamos desde una calle concurrida o escuchamos una emisión de radio perturbada por estáticos. Durante largo tiempo se ha luchado por reducir al mínimo esa molestia. Pero a lo largo de los diez últimos años se ha ido comprobando que el ruido de fondo a veces tiene su lado útil. Y más aún, que numerosos sistemas físicos, desde circuitos electrónicos hasta neuronas, operan mejor dentro de un ruido aleatorio.
Para comprender esta resonancia estocástica, denominación que recibe el fenómeno, se recurre a una analogía. Imaginemos una bola que descansa en una de dos cavidades contiguas, como las de una bandeja para huevos. Sometido a un suave vaivén rítmico (que podría corresponder a una señal periódica débil), el conjunto se desplaza atrás y adelante, y la bola se limita a moverse en el fondo de una cavidad. Esta fuerza periódica débil quedará oculta si los movimientos de la canica se detectan sólo cuando salta de un pozo a otro. Si añadimos ruido a este sistema —por ejemplo, sacudiendo verticalmente la bandeja—, nos parecerá que se enmascara todavía más el movimiento de vaivén.
Octubre 1995
Revista digital en PDF
Revista en papel
Suscripción
Lo más comentado
Diccionario de física cuántica: entrelazamiento
Sinopsis del siglo XXI
¿Nos controla el inconsciente?
Artículos top 12 publicados en el año 2022