A lo largo de los cuatro mil millones de años transcurridos aproximadamente desde que la vida surgió sobre la Tierra, la evolución ha generado metamorfosis maravillosas. Una de las más espectaculares corresponde a la que, a partir de peces con aletas, dio lugar a los Tetrápodos, animales terrestres con patas y dedos. Este grupo abarca anfibios, reptiles, aves (con sus antepasados dinosaurios) y mamíferos. Algunas especies de los taxones mencionados han modificado o perdido sus extremidades, pero su antecesor común las poseía: dos delante y dos detrás, donde antaño se agitaban las aletas.
La sustitución de aletas por patas constituyó un paso crucial en esta transformación. Pero no fue el único. Cuando los tetrápodos se aventuraron en tierra firme, se enfrentaron a problemas con los que ningún vertebrado se había encontrado hasta entonces. No se trataba sólo de desarrollar patas y comenzar a andar. La tierra constituye un medio radicalmente distinto del agua; para medrar en ella, los tetrápodos tuvieron que desarrollar nuevas formas de respiración, audición, lucha contra la gravedad y un largo etcétera. Tan drástica transformación, sin embargo, les permitió conquistar un nuevo mundo.
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