Un fenómeno común en la naturaleza es la fluctuación periódica de importantes actividades biológicas. Procesos tan distintos como la eclosión de los insectos, la fotosíntesis de las plantas y los ciclos de sueño/vigilia de los humanos oscilan con una periodicidad de 24 horas. Estos ritmos biológicos denominados circadianos representan una adaptación de la naturaleza a la rotación de 24 horas de la Tierra y a los cambios diarios de luz y temperatura que ese giro conlleva.
Los mecanismos moleculares del reloj circadiano vienen fascinando desde hace algo más de tres siglos, cuando se observó el monvimento rítmico diario de las hojas de plantas, abiertas durante el día y plegadas en ángulo más cerrado por la noche. Sometidas a una oscuridad permanente, estos movimientos continúan como si las plantas todavía estuvieran expuestas a ciclos de luz y oscuridad.
Marzo 2002
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