Las manchas oscuras del Sol se rigen por ciclos de 11 años... y también de 88, 200 y 2400 años
[Katie Peek]
La superficie del Sol no deja de mutar: las manchas y fulguraciones solares aumentan y disminuyen cada 11 años, un ciclo asociado a la inversión regular del campo magnético de la estrella. En las épocas de mayor actividad, son más frecuentes las «eyecciones de masa coronal», donde el Sol arroja al espacio enormes cantidades de plasma que pueden perturbar los satélites y otras señales electrónicas, en caso de llegar a la Tierra. Una mayor actividad solar durante el ciclo también produce auroras más espectaculares y hace que aumenten ligeramente las temperaturas en nuestro planeta. Pero también existen periodicidades más largas. El ciclo de Gleissberg (en amarillo), identificado por vez primera en 1862, intensifica y atenúa el ciclo de 11 años a lo largo de un siglo. El ciclo de Suess-De Vries (verde) dura unos 200 años, y el de Hallstatt (azul), del orden de 2400 años, como revelan los elementos radiactivos atrapados en los testigos de hielo, que llevan la impronta de la actividad del Sol. Pero nuestra estrella también puede ser errática, por lo que no resulta nada fácil predecir las manchas solares, según Alexei Pevtsov, astrónomo del Observatorio Solar Nacional de EE.UU.: «Hay un elemento de aleatoriedad».
También te puede interesar
Lo más comentado
Diccionario de física cuántica: entrelazamiento
Sinopsis del siglo XXI
¿Nos controla el inconsciente?
Artículos top 12 publicados en el año 2022