Hubo un tiempo en que se creyó que violaban las leyes de la naturaleza. Hoy, esas reacciones, en que las concentraciones suben y bajan periódicamente, están renovando la química y la biología.
Los fenómenos periódicos u oscilantes se presentan en física, en astronomía y en biología. Van desde el movimiento de los péndulos hasta las órbitas de los planetas y los complicados relojes biológicos que gobiernan el comportamiento diario y estacional de los organismos. Hasta ayer mismo los químicos creían que las reacciones que se desarrollaban en sus tubos de ensayo y vasos de precipitados eran inmunes a ese tipo de conducta periódica, tan común en otros campos de la ciencia. La mayoría de los químicos formados antes de mediados de siglo habrían afirmado que cualquier mezcla de sustancias inorgánicas sencillas que participara en una reacción que oscilara visible y periódicamente violaría una ley inmutable de la naturaleza. Incluso hoy damos por sentado que las reacciones químicas discurren en una única dirección. Si dos sustancias reaccionan para producir una tercera, la reacción continuará, se supone, hasta que se consuman los reactivos o hasta que se alcance el estado de equilibrio. Nadie suele esperar que la concentración de los productos intermedios llegue a cierto nivel, caiga luego a otro más bajo, torne a subir para bajar de nuevo, una y otra vez, hasta que resulten productos estables, resistentes a más cambios.
Con carácter esporádico se mencionaba esta clase de reacciones en la literatura química del siglo xix y comienzos del xx; no merecían, sin embargo, la ponderación de los profesionales. Se las suponía fenómenos no reproducibles, atribuibles quizás a procesos extraños como la corrosión o la formación de películas durante el curso de la reacción. Pero en los últimos tiempos el estudio de las reacciones químicas oscilantes se ha rodeado de la respetabilidad suficiente para constituir hoy una de las ramas más inquietas de la química. De su avance se esperan nuevos planteamientos de la dinámica química, del mecanismo de la catálisis y puede que hasta nuevas claves para entender fenómenos periódicos que, observados en procesos biológicos y geológicos, carecen todavía de explicación. Las primeras reacciones químicas oscilantes se descubrieron por azar. Ahora sabemos ya las condiciones que conducen a la oscilación y nos permiten montar una búsqueda sistemática de nuevos sistemas oscilantes. Una búsqueda que se ha ganado ya la recompensa.
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