Nos hallamos en la cima de una explosión de artilugios para llevar puestos, verdaderamente útiles y nada molestos de usar.
VIKTOR KOEN
Si ha de ponerse un monitor de sueño que resulta fastidioso es posible que opte por no utilizarlo o, si lo hace, que el hecho mismo de usarlo altere su forma de dormir. Hace pensar en el principio de incertidumbre de Heisenberg: el observador modifica el resultado del experimento. Si su monitor de sueño es un montaje de electrodos y cables, talmente tomado del laboratorio de Frankenstein, seguramente no lo utilice de forma sistemática; además, los datos que recoja y comunique el instrumento no serán de fiar.
En los últimos años, la tecnología «llevable» ha mejorado drásticamente. El perfeccionamiento de los sensores está posibilitando el diseño de dispositivos que pueden llevarse puestos y resultar imperceptibles. Los inventores —entre quienes me cuento— nos esforzamos para lograr sensores de mayor precisión, menor tamaño y batería más longeva. El objetivo es proporcionar una mejor experiencia de usuario.
Febrero 2014
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