Una nueva tanda de experimentos contribuirá a que se conozca mejor la enigmática estructura interna de los protones y los neutrones.
Klaus Rith
Andreas Schäfer
El protón y el neutrón fueron dos de las primeras partículas subatómicas descubiertas en este siglo. Reciben el nombre de nucleones porque residen en el núcleo de los átomos. Constituyen más del 99,9% de la materia corriente; el 0,1% restante son electrones. Aunque ochenta años de estudios experimentales y de análisis teóricos nos hayan enseñado mucho sobre los nucleones, sus propiedades fundamentales siguen albergando enigmas y sorpresas. Durante los últimos años los físicos se han esforzado en resolver un caso particularmente difícil: la denominada "crisis del espín".
La crisis surgió del éxito que acompañó al modelo de los quarks a la hora de interpretar las partículas subatómicas. Los físicos teóricos lo desarrollaron hasta convertirlo en una descripción ordenada y compacta de la miríada de nuevas partículas detectadas en los años cincuenta y sesenta, dando también cabida en él a viejos conocidos como el protón y el neutrón. Las propiedades y los influjos recíprocos de las partículas de este zoo se explicaron suponiendo que estuvieran constituidas por tan sólo tres especies de quark, llamadas arriba, abajo y extraño.
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