Pulmones plegables y un bazo que actúa a modo de escafandra parecen constituir algunos de los rasgos que permiten a esa foca nadar a mayor profundidad y aguantar más la respiración que la mayoría de mamíferos.
La persona que nade sin ayuda hasta los 20 metros de profundidad y permanezca sumergido durante tres minutos será considerada un buceador experto. Sin embargo, tal proeza palidece cuando se compara con la de otro mamífero, capaz de hundirse a más de 500 metros y permanecer bajo el agua más de 70 minutos seguidos. Ese virtuoso del buceo es la foca de Weddell (Leptonychotes weddelli), un miembro de la familia Fócidos, es decir, de las focas genuinas, o carentes de orejas.
El animal, que vive en las costas y el hielo costero de la Antártida, se zambulle a gran profundidad en las gélidas aguas, no para establecer marcas de resistencia sino en busca de comida. A medio kilómetro de tierra, a unos 15 metros del suelo oceánico, que en ese punto se encuentra entre los 250 y 600 metros de profundidad, vive el componente principal de su dieta, el gran bacalao antártico Dissostichus mawsoni.
Agosto 1987
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