Un éxito inesperado de la teoría de los torniquetes brownianos ha sido dar una nueva explicación a la contracción muscular. Es sabido tiempo ha que la flexión muscular hace que se deslicen uno sobre otro filamentos de dos clases, constituidos por las proteínas miosina y actina. Las moléculas convierten la energía química —en forma de adenosín trifosfato (ATP)— en energía cinética con un rendimiento cercano al 50 por ciento. Este proceso opera aunque la energía química sea apenas más potente que el ruido representado por el calor ambiente. Las máquinas artificiales, como los motores eléctricos y los de los automóviles, trabajan por el contrario con energías muy superiores al ruido térmico. ¿Cómo pueden ser tan eficaces los motores moleculares?
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Las máquinas microscópicas han de actuar en un mundo caótico. Como no se puede derrotar al caos, hay que tratar de aprovecharlo.
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