Hay sitio sobrado para innovaciones prácticas nanoescalares. Pero antes será necesario comprender las leyes físicas que rigen la materia a escala nanométrica.
En diciembre de 1959, Richard Feynman, futuro premio Nobel, dictó una lección profética, titulada Theres Plenty of Room at the Bottom ("Queda mucho sitio por debajo"). La ocasión: un congreso de la Sociedad Americana de Física, celebrado en el Instituto de Tecnología de California, a la sazón hogar intelectual de Feynman y que es ahora el mío. Aunque Feynman no tenía tal intención, aquellas 7000 palabras suyas señalaron un hito definitorio en nanotécnica, mucho antes de que el prefijo "nano" asomase por el horizonte.
"Quiero referirme", dijo Feynman, "al problema de la manipulación y control de cosas a pequeña escala... Lo que he demostrado es que hay lugar para ello, que es posible disminuir de forma práctica el tamaño de las cosas. Ahora quiero mostrar que hay sitio de sobra. No voy a ocuparme del modo en que vamos a hacerlo, sino sólo de que es, en principio, posible... No lo estamos haciendo, sencillamente, porque todavía no nos hemos puesto a ello."
Noviembre 2001
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