La agregación de la materia en un número restringido de dimensiones impide la existencia de orden cristalino. En cambio, favorece la aparición de estructuras con un orden parcial. Podrían resultar muy útiles para la fabricación de nanodispositivos.
Denominamos cuasibidimensional a cualquier sistema que, si bien se extiende en las tres dimensiones del espacio, satisface que la tercera dimensión pueda ser ignorada a efectos de describir la configuración de sus componentes y otras propiedades fisicoquímicas. Las letras dispuestas sobre la página de esta revista o los adoquines en las calles del barrio antiguo de una ciudad son ejemplos de sistemas cuasibidimensionales. Sin embargo, aquí nos referiremos a situaciones en las cuales la cuasibidimensionalidad existe ya en escalas microscópicas.
Abundan los ejemplos de gran interés, fundamental y técnico: las capas monomoleculares adsorbidas en la superficie de un sólido o un líquido; las películas de cristales líquidos esmécticos, cuyas moléculas se organizan espontáneamente en capas; los coloides, formados por la suspensión de partículas de diámetro entre 10 y 100 nanómetros en un medio fluido y confinados entre dos placas sólidas; los electrones o iones confinados en la superficie del helio líquido; los superconductores de alta temperatura formados por el apilamiento de capas superconductoras de óxido de cobre separadas por un medio aislante que restringe su desplazamiento a todos los efectos a sólo una capa, etcétera.
Enero 2007
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