Un día laborable cualquiera, Laura sube al tren que le lleva al trabajo. Como cada mañana, aprovecha el trayecto para consultar, desde su agenda electrónica, las novedades de prensa del día; para ello debe identificarse como cliente de la compañía telefónica y de la editorial que publica las noticias en línea. Al llegar a la empresa, emplea su tarjeta corporativa para acceder al edificio y a la red interna de la organización; se identifica ante las aplicaciones de negocio, de Internet y de correo electrónico, mientras accede con su identidad a la cuenta de música en línea en Internet.
Durante la pausa del desayuno, se identifica ante LinkedIn y Facebook para actualizar su perfil de usuario y compartir informaciones personales con los demás miembros de la red social. Antes de acabar la jornada, aprovecha para entrar, mediante su identidad financiera, en el servicio de banca electrónica y realizar algunos pagos pendientes. Ya en casa, después de cenar, emplea su certificado digital para presentar la declaración de la renta, antes de que se cierre el plazo. A lo largo del día, Laura ha utilizado múltiples identidades electrónicas, cada una para un propósito distinto.
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