Los estudios anatómicos y fisiológicos sobre monos permiten localizar los mecanismos que intervienen en la formación y actualización de las representaciones internas del mundo exterior.
En la aparente sencillez de la vida cotidiana no se trasluce la enorme complejidad de las operaciones que se desarrollan en la mente. Incluso las tareas rutinarias, como mantener una conversación o conducir el automóvil hasta el trabajo, se basan en una mezcla de datos sensoriales inmediatos y de conocimientos almacenados que de repente han adquirido importancia. La combinación de la consciencia del momento actual y la instantánea extracción de información almacenada constituye lo que denominamos memoria funcional, tal vez el logro más notable de la evolución mental humana; en ella se encierra la capacidad de planificar el futuro e hilvanar pensamientos e ideas.
Durante buena parte de este siglo los neurólogos negaron a menudo que tales funciones fueran accesibles al análisis científico, o declararon que pertenecían al dominio exclusivo de la psicología y la filosofía. Pero a lo largo de los últimos veinte años los neurólogos han comprendido mucho mejor la relación existente entre los procesos cognitivos y la organización anatómica del cerebro, gracias a lo cual pueden ahora estudiarse con aprovechamiento en el laboratorio incluso atributos mentales generales como el pensamiento y la intencionalidad.
En último término, nos proponemos poder llegar a analizar las funciones mentales superiores expresadas como coordinación activada de neuronas en diversas estructuras del cerebro. También deberían poderse identificar las células que transmiten la actividad de tales estructuras.
Noviembre 1992
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