Las capas de crecimiento de un colmillo revelan un periplo épico a través de Alaska.
BETH ZAIKEN
El mamut es una de las especies más emblemáticas de la fauna de la última glaciación. Los fósiles suelen ofrecer una instantánea congelada en el tiempo de la vida de un individuo, pero, hace poco, un equipo empleó uno para averiguar los lugares recorridos por un macho desde el nacimiento hasta la muerte. Por medio del análisis de sustancias contenidas en un colmillo de 17.100 años de antigüedad, descubrieron que anduvo en busca de alimento y de pareja lo suficiente como para dar la vuelta al mundo dos veces.
«Los colmillos son como cápsulas del tiempo» que cada año engrosan con una capa a la que se incorporan sustancias del entorno, explica Matthew Wooller, paleoecólogo en la Universidad de Alaska en Fairbanks. Con ayuda de sus colaboradores, abrió por la mitad un colmillo de 170 centímetros de largo con el fin de medir las proporciones de ciertas sustancias en cada capa y reconstruir los itinerarios de este proboscídeo prehistórico. A lo largo de 28 años, el animal recorrió 80.000 kilómetros por lo que hoy es Alaska. El equipo planea aplicar la misma técnica a otros colmillos fosilizados. «Tenemos cientos», confiesa Wooller.
Diciembre 2021
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