Nadie está al abrigo de experimentar una alucinación; pero si el episodio se produce, rara vez ocurre de nuevo. Existen, no obstante, ciertas condiciones fisiológicas y diversas patologías que favorecen su aparición recurrente. Las alucinaciones pueden persentarse en todas las modalidades sensoriales.
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¿Podemos tocar o ver lo que no existe? ¿Es necesariamente perceptible por los sentidos aquello que existe? ¿Acaso existen los dolores, los sueños, los pensamientos? Estas son algunas preguntas propias de filósofos, novelistas, médicos, psicólogos o teólogos, que permanecen sin respuesta convincente.
Sobre las alucinaciones, ¿qué se puede decir? Parecen reales..., pero no lo son. Las alucinaciones suscitan fascinación y desconfianza. Están envueltas en misterio y en clichés. Para algunos, la alucinación es un signo mendaz, indeseable y patológico; para otros es un signo informativo, visionario y a veces hasta divino. Sea lo que sea, constituye un estado de conciencia fuera de lo común, que se conoce mal y que ha sido dejado de lado por los investigadores.
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La sinestesia, un fenómeno cognitivo, se produce cuando una estimulación en una modalidad (en la percepción cromática, en el oído, el olfato, el gusto o el tacto) activa simultáneamente y de forma automática una sensación en otra modalidad.
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