Descubren en ratones los mecanismos moleculares que contribuyen a la disminución de la capacidad de aprendizaje y memoria que acompaña al envejecimiento.
MAURICIO G. MARTÍN / CENTRO DE BIOLOGÍA MOLECULAR SEVERO OCHOA
Toda persona, cuando envejece, se percata de que sus capacidades de aprendizaje y memoria van en decremento. Los primeros estudios atribuían este deterioro a la pérdida masiva de neuronas en diversas regiones del cerebro (el área prefrontal de la corteza cerebral, el lóbulo temporal medial y el hipocampo) que se daba con la edad. Sin embargo, investigaciones recientes, basadas en técnicas más refinadas y llevadas a cabo en animales y humanos, no han confirmado dicha hipótesis.
Tampoco se han encontrado cambios en otros parámetros morfológicos (entre ellos, el grado de complejidad del árbol dendrítico). Por el contrario, numerosos trabajos han revelado que el envejecimiento se acompaña de una disminución en el número de sinapsis funcionales y en la homeostasis del calcio. Asimismo, hoy sabemos que existen cambios en los lípidos de la membrana plasmática.
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