Con cada nuevo experimento se confirma la sospecha sobre el sufrimiento animal, mucho más intenso y extendido de lo que se suponía.
Thomas Metzinger
¿Se ha preguntado alguna vez el lector cómo se sentiría si fuera un cefalópodo? El calamar es un animal evolucionado, sorprendentemente inteligente incluso, según nos han revelado el estudio de su estructura cerebral y diversos ensayos sobre sus capacidades perceptivas y resolutivas de problemas. Está provisto de un amplio repertorio de conductas y de un sistema nervioso muy complejo. Hay quien especula que presenta cuanto se requiere para hallarse dotado de conciencia.
De ser así, el conocimiento y la conciencia no estarían limitados a los mamíferos muy evolucionados, como los primates o los perros. Muchas aves podrían tener una conciencia, al menos sensorial, opina Anil Seth, del Instituto de Neurociencias de San Diego. Con probabilidad, existe un número de especies dotadas de conciencia (y, por tanto, sentimientos) bastante más alto del que acostumbramos creer. En cualquier caso, tamaña diversidad propicia una cuantía creciente de ensayos en los que los investigadores del cerebro examinan si los animales satisfacen o no determinados criterios de conocimiento y conciencia.
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