El fenómeno del placebo va más allá de la ingesta de unos comprimidos: también la actitud del terapeuta y el tipo de intervención influyen en el paciente.
ISTOCK / KORIONOV
Según el estado actual de la investigación, la homeopatía no posee eficacia médica. Pero probablemente ayuda a las personas que confían en la promesa de una «curación suave» mediante preparados muy diluidos, que se sienten comprendidas por su terapeuta o que hallan incluso una especie de hogar espiritual en la consulta. Se trata del efecto placebo.
Con todo, el a menudo sorprendente efecto de los tratamientos ficticios se incluye en el conocimiento médico común. Los placebos son capaces de influir en procesos fisiológicos, como la frecuencia cardíaca o la presión arterial, y en diversos neurotransmisores del cerebro. Pero ¿cómo puede explicarse esa influencia si no existe un principio activo?
Las expectativas del paciente respecto al tratamiento y a su curación desempeñan un papel importante. En este contexto, la figura del terapeuta resulta esencial. Muchas personas muestran una mayor esperanza si saben que su terapeuta goza de buena reputación, está convencido de su método de intervención y le dedica tiempo y comprensión. Estas sensaciones suelen ser más habituales en la relación con el homeópata que con el médico de cabecera. Por otra parte, la anamnesis homeopática no solo recoge con todo detalle las molestias del sujeto, sino que también incluye sus circunstancias vitales y preocupaciones.
Artículo incluido en
La homeopatía es uno de los métodos favoritos de la medicina alternativa. Sin embargo, los principales argumentos que sostienen sus partidarios son un gigante con pies de barro.
Lo más comentado
Mañana, ayer y hoy
Pensamiento crítico: más allá de la inteligencia
Magia con paparruchas
Cómo matar de una vez por todas al gato de Schrödinger