Algunos patrones visuales estáticos pueden desencadenar ataques de epilepsia. El porqué de este efecto no solo interesa a los médicos, sino también a arquitectos y planificadores urbanos.
Con frecuencia, los patrones de líneas ricos en contrastes nos resultan desagradables. Este tipo de imágenes incluso pueden desencadenar ataques epilépticos en ciertas personas. [Getty Images / mastaka / iStock]
Ciertos estímulos visuales favorecen la generación de ondas gamma en la corteza visual. Estas surgen por la actividad sincronizada de conjuntos de neuronas.
Estas imágenes pueden provocar ataques epilépticos en las personas que sufren epilepsia fotosensible o con una dotación genética determinada.
Los efectos en la salud de patrones espaciales y visuales en el entorno también resultan de interés para los arquitectos y los planificadores urbanos.
El cerebro humano constituye una de las estructuras biológicas más complejas del mundo: miles de millones de células se activan con esquemas regulados de manera precisa en un baile frenético e ininterrumpido, del que somos totalmente inconscientes hasta que algo se atasca en ese mecanismo de precisión. Esto último sucede en la epilepsia. Así, una activación incontrolada de poblaciones neuronales provoca que los cables del sistema nervioso central se crucen. Este «apagón» genera en la persona que lo experimenta una serie de síntomas, que varían desde la pérdida del conocimiento hasta las convulsiones, según la intensidad de hiperactivación en la región cerebral alterada (foco epiléptico).
Son numerosas las causas que contribuyen a la aparición de una crisis epiléptica. Una de las más conocidas se da en un 4 por ciento de los afectados; se trata de la fotosensibilidad, es decir, una sensibilidad particular a los estímulos visuales, como un destello de luz con una frecuencia determinada. En 1997, una secuencia de un capítulo de la serie televisiva de animación Pokémon causó en Japón el ingreso hospitalario de 685 personas. Todas presentaban síntomas, más o menos graves, de un ataque epiléptico.
Quince años después, durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, un anuncio de la cadena de televisión BBC en el que aparecía un juguete de colores en movimiento produjo consecuencias similares, pero menos alarmantes. En esa ocasión, solo ocho personas ingresaron en algún centro sanitario, aunque los hospitales británicos recibieron un centenar de llamadas.
El riesgo que ocultan las luces intermitentes ya se conocía; incluso se recomienda, como medida de prevención, que los pacientes con epilepsia eviten ambientes donde se emitan luces de forma intermitente (por ejemplo, las discotecas). En cambio, la posibilidad de que el ataque epiléptico pueda desencadenarse a consecuencia de una imagen estática con un patrón cromático determinado es bastante menos conocida.
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