Las nuevas técnicas permiten intensificar, personalizar y monitorizar la rehabilitación cognitiva en personas con daño cerebral adquirido.
CORTESÍA DE R. Sánchez Carrión, A. García Molina y T. Roig Rovira
El daño cerebral adquirido —las lesiones cerebrales causadas por un traumatismo craneoencefálico (TCE), un accidente cerebrovascular, un tumor o una anoxia (falta de oxígeno)— ocasiona un número importante de muertes y de discapacidades físicas, cognitivas o conductuales. Se estima que en España cada año se producen entre 175 y 200 nuevos casos de TCE por cada 100.000 habitantes, con resultado de discapacidad moderada en 4 de cada 100.000 habitantes por año y discapacidad grave en 2 de cada 100.000 habitantes al año. Respecto al accidente cerebrovascular, su incidencia se sitúa entre 150 y 200 por 100.000 habitantes por año.
Las personas afectadas pueden presentar un conjunto heterogéneo de trastornos físicos y neuropsicológicos (cognitivos, conductuales y emocionales). Estos últimos repercuten de forma directa en su calidad de vida, la de sus familiares y de las personas allegadas, ya que ocasionan las limitaciones más discapacitantes. Las alteraciones de atención, memoria y aprendizaje, así como de funciones ejecutivas y de comunicación del afectado resultan frecuentes. En este ámbito, la rehabilitación neuropsicológica, como parte del tratamiento neurorrehabilitador, permite la reintegración del sujeto en su entorno familiar, social y laboral.
Noviembre/Diciembre 2011
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El tratamiento en línea muestra sus ventajas en el terreno de la salud mental.
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