Las diferencias individuales en lo concerniente a la personalidad vienen determinadas por la interacción entre factores genéticos y factores ambientales. Las experiencias tempranas repercuten sobre la conducta adulta y sobre el funcionamiento del sistema nervioso central. Entre estas experiencias el entorno doméstico constituye un elemento crítico. Y, en concreto, el número de hermanos con los que hemos convivido en la infancia parece tener importantes, aunque no muy bien caracterizadas, repercusiones sobre la inteligencia y la personalidad adulta.
Debido a la complejidad de la relación en humanos entre el número de hermanos y las características adultas, es útil disponer de modelos animales que nos permitan profundizar en la neurobiología del fenómeno.
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