Prestar atención a las necesidades de los demás permite ejercer mayor influencia.
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Se tiende a pensar que quienes dominan el arte de la oratoria ejercen una mayor influencia sobre los demás. A pesar de que el don de la labia resulta sin duda importante, ser un buen oyente proporciona incluso mayores ventajas.
En un estudio del pasado mes de junio publicado en Journal of Research in Personality, personas que habían trabajado juntas evaluaron a los participantes en relación a su influencia, expresión verbal y comportamiento como oyentes. Según los resultados, una buena capacidad de escucha aportaba un efecto más robusto en las medidas de influencia que la destreza como hablante. Los autores sugieren que escuchar ayuda a las personas a obtener información y crear confianza, fenómenos ambos que pueden aumentar la influencia. «La comunicación expresiva ha recibido la mayor parte de la atención en temas de liderazgo, pero el comportamiento receptivo también importa», confirma Daniel Ames, de la Universidad de Columbia y autor del estudio. La investigación también revela que dominar ambas habilidades resulta más beneficioso que tan solo una de ellas.
Para quienes deseen disponer de mejores habilidades de escucha, ahí van algunos consejos: no desconecte de la conversación ni interrumpa a su interlocutor; muéstrese abierto a puntos de vista alternativos y diferentes a los propios; incorpore detalles que alguien haya comentado en la conversación en curso. En pocas palabras, preste atención.
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