La irisina, hormona que se segrega con la actividad física, podría proteger el cerebro de los procesos neurodegenerativos.
Numerosos estudios señalan que la actividad física puede reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Los científicos han hallado una causa molecular a esta relación, al menos en ratones. Según describen, la hormona irisina, la cual se segrega en los músculos cuando practicamos deporte, parece que detiene los procesos neurodegenerativos en el cerebro.
El equipo de Ottavio Arancio, de la Universidad de Columbia, sometió a ratones transgénicos con alzhéimer a un programa de entrenamiento. Comprobaron que la irisina pasaba de los músculos al cerebro a través de la circulación sanguínea y que, una vez en el cerebro, esa hormona (mejor dicho, una versión corta de la proteína llamada FNDC5) ejercía un efecto protector ante los daños que suelen relacionarse con la enfermedad de Alzhemier. Así, disminuía la cantidad de la proteína amiloide beta en el cerebro y la memoria de los múridos volvía a estabilizarse. Por el contrario, cuando los científicos bloqueaban la FNDC5 y la irisina en el cerebro de los ratones, el deporte no ejercía ningún efecto positivo en su memoria.
Futuras investigaciones deberán demostrar si dicha hormona actúa de forma similar en los humanos. Por el momento, los científicos han hallado que la irisina y la FNDC5 se segregan en cantidades menores en el cerebro de los pacientes con alzhéimer.
También las neuronas producen FNDC5, que se une a los receptores celulares e influye en la potenciación a largo plazo, proceso que desempeña una función primordial en el aprendizaje y el olvido. El deporte podría favorecer el suministro de esta señal hormonal en el cerebro.
Septiembre/Octubre 2019
Revista digital en PDF
Revista en papel
Suscripción
También te puede interesar
Lo más comentado
Un artículo dice
¿Qué es la vida?
La tercera convergencia tecnológica, un viaje hacia atrás en el tiempo
No, la física cuántica no dice eso