El ronquido es una manifestación benigna de las alteraciones de la respiración que perturban la calidad del descanso. Cuando el sueño es interrumpido por apneas múltiples, se deteriora por completo la calidad de vida.
DELPHINE BAILLY
El síndrome de la apnea del sueño, además de alterar el descanso reparador, repercute sobre otras funciones del organismo, como la cardiorrespiratoria
y la nerviosa.
Existen diversos métodos, quirúgicos o no, para tratar este trastorno incapacitante en los casos más graves.
Se conocen dos tipos de apnea: la obstructiva y la central. La somnolencia diurna excesiva que provoca esta alteración del sueño puede ser motivo de accidentes de tráfico y laborales.
Joe, «el chico gordo», irritaba enormemente a quienes le rodeaban y sobre todo, a su maestro, el señor Wardle, porque tenía la costumbre de dormirse en cualquier momento del día, sin importarle lo que le rodeaba. Además, roncaba de forma atronadora. La descripción de Dickens no se detiene ahí y es de una precisión tal, que más de cien años después Sydney Burwell denominó «síndrome de Pickwick» al conjunto formado por estas manifestaciones: ronquido y somnolencia diurna. Se trata de un síndrome de apnea del sueño, es decir, de interrupciones o disminuciones (hipoapneas) repetidas de la respiración durante el sueño. Según el grado de cierre de las vías respiratorias superiores, las consecuencias varían desde el ronquido, molesto sobre todo para los vecinos, hasta las apneas que desorganizan la arquitectura del sueño y repercuten sobre el estado de alerta diurna, como en el caso de Joe, así como sobre las funciones cognitivas.
A pesar de Dickens, las apneas no se descubrieron hasta 1965, en que el francés Henri Gastaut registró pausas respiratorias repetidas en enfermos "pickwickianos". A veces, estas apneas son observadas por el cónyuge, para quien son muy angustiosas. También algunas veces son detectadas por el enfermo, quien se despierta bruscamente con sensación de ahogo.
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