La cafeína y la glucosa son sustancias de consumo habitual en nuestra vida cotidiana, tanto si se ingieren solas como combinadas. De la primera se conocen sus moderados efectos psicoestimulantes, si bien está contraindicada en caso de sufrir ciertos trastornos (patologías cardiovasculares graves, alteraciones gastrointestinales, epilepsia, insomnio y ansiedad), así como durante el embarazo y en menores de 12 años. La glucosa, por su parte, es la principal fuente de energía del cerebro: su presencia resulta esencial en el organismo para el funcionamiento adecuado tanto cognitivo como físico. No obstante, su ingesta debe controlarse si se padece diabetes, síndrome metabólico u otras alteraciones que así lo aconsejen.
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